El regalo de Fernando Alonso, el piloto estoico

Como si de un filósofo estoico se tratase, durante el Gran Premio de Brasil de 2023 (o, siendo precisos, de Sao Paulo) Fernando Alonso se centró en todo aquello que dependía de él y que podía controlar, y se olvidó del resto. 

Así ocurrió desde la clasificación del viernes, como durante la Sprint Shootout y la propia carrera al Sprint, hasta la misma carrera del domingo. Fernando se olvidó de la meteorología, los insultos de Esteban Ocon o el ritmo de sus perseguidores para concentrarse en lo que estaba en sus manos: su AMR23. E incluso cuando su coche no le respondió como esperaba, como sucedió en las dos salidas que hubo en la carrera del domingo, él no se descompuso y trató de recuperar posiciones y apurar cada rincón de la pista para aferrarse a una tercera posición que, salvo durante la penúltima vuelta, fue completamente suya.

Y es que Fernando nos tiene mal acostumbrados con la fe en los imposibles. A defensas numantinas que ningún otro piloto ha sido capaz de emular: Ímola 2005, Hungría 2021 y, ahora, Brasil 2023. Pero quizá esta última, aun a riesgo de pecar del sesgo de proximidad, probablemente constituya el epítome de lo que implica Fernando Alonso como piloto y lo que significa el alonsismo: nunca rendirte ni dejar de perseguir tus sueños. 

En Interlagos Fernando protagonizó, no solo una defensa y una estrategia formidables, sino que demostró su eterna capacidad de atacar certeramente cada vez que se le abre una oportunidad. Pero si somos sinceros, pocos creímos en que lo lograría tras ser adelantado por Checo en el penúltimo giro. Para prueba de ello, el tono de los comentaristas españoles en la retransmisión de Dazn: Antonio Lobato, Toni Cuquerella y Pedro de la Rosa parecían dar por perdido el podio con ese adelantamiento de Pérez. Sin embargo, Fernando no lo creyó así.

Y es ahí donde me gustaría detenerme, en la enseñanza vital que nos brindó durante el gran premio: a pesar de lo que la gente espere de ti, de lo que te digan, solo tú conoces tus límites y únicamente tú puedes superarlos. Todos o prácticamente todos lo dimos por perdido, pero Fernando creyó en sí mismo, no tiró la toalla ni bajó los brazos. Como diría María de Villota (Q.E.P.D.): «lo consiguió porque no sabía que era imposible».

Gracias, Fer.

Luis Díaz Urbistondo — Fundador de Montdebó

Publicado el 09/11/2023

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